El director mexicano David Pablos llevó hasta el Festival de Venecia una historia que rompe esquemas: En el camino.
La película, que compite en la sección Horizontes dedicada a nuevas propuestas cinematográficas, explora un romance homoerótico en un escenario poco común: las carreteras del norte de México, marcadas por la dureza, el polvo y la presencia del narcotráfico.
La trama sigue a Veneno (Víctor Prieto), un joven que sobrevive prostituyéndose con camioneros mientras huye de una amenaza, y a Muñeco (Osvaldo Sánchez), un trailero reservado que carga con sus propios fantasmas.
Entre ambos surge una relación inesperada que mezcla ternura, deseo y peligro en un entorno dominado por la testosterona.
Pablos explica que su inspiración nació de una “obsesión” con el mundo de los traileros, un universo hermético al que accedió gracias al apoyo de un documentalista.
El resultado es una historia que refleja la masculinidad como una cárcel ideológica, capaz de ser dura en apariencia pero frágil y vulnerable en el fondo.
Rodada principalmente en Janos, Chihuahua, cerca de Ciudad Juárez, la cinta utiliza paisajes desérticos y solitarios para reforzar la sensación de abandono y desolación.
“Quería que los escenarios fueran personajes en sí mismos”, señaló el director.
Aunque el narcotráfico no se muestra directamente, la sombra de los cárteles y su dominio sobre las rutas mexicanas está siempre presente, como una amenaza inevitable para los camioneros.
Con escenas de sexo explícito cuidadosamente trabajadas con una coordinadora de intimidad, En el camino se atreve a mostrar un amor que, en ese contexto, todavía es tabú.
Y lo hace con crudeza, pero también con una ternura inesperada que ha conmovido al público de la Mostra.
David Pablos, conocido por Las elegidas (2015), confesó sentirse “afortunado, conmovido y agradecido” tras la buena recepción que obtuvo su nueva película en el festival.
Con información de Forbes.
