imagen tomada de infobae.com
Una joya perdida del arte impresionista acaba de salir a la luz.
Se trata de un cuadro desconocido de Pierre-Auguste Renoir, titulado El niño y sus juguetes – Gabrielle y el hijo del artista, Jean, que será subastado el próximo 25 de noviembre en París y podría alcanzar hasta 1.5 millones de euros.
La obra, pintada entre 1890 y 1895, retrata un momento cotidiano y tierno: Jean Renoir, el futuro cineasta, sentado en las rodillas de su niñera Gabrielle Renard, mientras juega con figuritas.
El subastador Christophe Joron-Derem la describe como una “obra maestra de la intimidad”, un ejemplo poco común dentro del repertorio del artista.
De hecho, solo se conoce otra pintura similar de Renoir, conservada en la National Gallery of Art de Washington.
Según el historiador Pascal Perrin, este lienzo representa “la perfecta maestría de Renoir” en una etapa decisiva de su carrera.
La historia detrás del cuadro es tan fascinante como su trazo.
Originalmente perteneció a Jeanne Baudot, alumna y amiga cercana del pintor, quien lo guardó hasta su muerte en 1957.
Luego pasó a su “hijo espiritual”, Jean Griot, miembro de la Resistencia francesa y exdirector del diario Le Figaro, permaneciendo en su familia hasta 2011.
El lienzo nunca había sido mostrado al público ni figuraba en los archivos Wildenstein, una referencia esencial en el mundo del arte.
Ahora, completamente autentificado y registrado oficialmente, este Renoir inédito promete convertirse en una de las subastas más esperadas del año.
Con información de Infobae.
Cuando tengas un mal día, recuerda que hay un astronauta que entrenó más de una…
La moda se vive distinto cuando puedes tocarla, probarla… y subirla a Instagram. Por eso,…
Nikola Tesla siempre ha sido una mezcla perfecta entre genio científico y leyenda viviente. Además…
Un descubrimiento en Brasil acaba de reescribir lo que sabíamos sobre los pterosaurios, los primeros…
Las redes sociales se encendieron luego de que Sabrina Carpenter denunciara públicamente a la Administración…
Un equipo de arqueólogos en Óbuda, al norte de Budapest, vivió uno de esos momentos…