imagen tomada de @HistoriaNG
Mucho antes de que existieran las agencias, los slogans o los anuncios espectaculares, ya había mentes brillantes que entendían el poder de una marca. Uno de ellos fue Umbricio Escauro, considerado por muchos como el primer gran estratega comercial de la antigua Pompeya.
El trágico final de Pompeya bajo la erupción del Vesubio dejó al descubierto una ciudad vibrante, repleta de actividad económica.
Las excavaciones han sacado a la luz más de 600 tiendas, una cifra que refleja lo dinámica que era la vida comercial: tintorerías, carpinteros, vidrieros, lavanderías y, por supuesto, negocios vinculados a la pesca y la elaboración de alimentos.
La agricultura y la pesca dominaban la economía local, lo que permitió que uno de sus productos estrella alcanzara fama en todo el imperio romano: el garum.
El garum era una salsa de pescado fermentado, considerada un lujo culinario en la época.
Se elaboraba mezclando vísceras, huevas y otras partes del pescado, dejándolas fermentar durante semanas en un ambiente cálido.
Plinio el Viejo ya hablaba maravillas del garum pompeyano, especialmente de su calidad y su sabor.
Su ubicación cercana al golfo de Nápoles permitió a Pompeya convertirse en uno de los principales centros productores.
Entre todos los fabricantes de esta famosa salsa, un nombre sobresale: Umbricio Escauro.
Entre los años 25–35 d.C. y la erupción del año 79, logró construir un auténtico imperio comercial… y lo hizo gracias a algo que hoy llamaríamos branding.
Escauro colocó su nombre en casi un tercio de los recipientes hallados en Pompeya y Herculano.
Cada contenedor funcionaba como una etiqueta, una certificación de calidad que se convirtió en su mejor campaña publicitaria.
Su negocio incluía una tienda principal y al menos seis puntos de venta más, administrados por familiares, libertos y esclavos.
Sus nombres aparecen en los envases: Umbricio Abascanto, Umbricia Fortunata y el esclavo Eutique, prueba de una amplia red de distribución.
La fortuna obtenida con el garum le permitió comprar una lujosa villa con vista al mar.
En ella se encontraron cuatro mosaicos en blanco y negro que funcionan como auténticos anuncios publicitarios antiguos.
En ellos se leen frases como:
“La mejor salsa de caballa de Escauro, del taller de Escauro”
“El mejor puré de pescado”
“La mejor salsa de caballa de Escauro”
“El mejor puré de pescado del taller de Escauro”
Mensajes directos, contundentes y perfectamente claros: Escauro sabía vender.
La historia de Umbricio Escauro demuestra que la creatividad comercial no es nueva.
Hace casi 2,000 años, este fabricante pompeyano ya entendía el valor de diferenciarse, firmar sus productos y crear una identidad reconocible.
Un auténtico pionero de la publicidad… en plena Antigua Roma.
Con información de National Geographic.
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