Nikola Tesla siempre ha sido una mezcla perfecta entre genio científico y leyenda viviente.
Además de revolucionar el mundo con la corriente alterna, los Rayos X, la radio FM y experimentos de transmisión inalámbrica, también afirmó haber creado un invento que parecía sacado de la ciencia ficción: el “Rayo de la Muerte”, un arma capaz de derribar aviones, destruir ejércitos y cambiar la guerra para siempre.
Al menos eso decía él.
Lo que muchos no saben es que, apenas lo anunció, Tesla hizo algo muy simple: intentó venderlo al Reino Unido por 30 millones de dólares.
Sí, el gobierno británico recibió la oferta… pero nunca se animó a comprar.
Un arma que prometía derribar aviones a 400 kilómetros
En los años 20 y 30, varios inventores aseguraban haber creado un “rayo de la muerte”, pero ninguno pudo demostrarlo.
Tesla no se quedó atrás: bautizó su versión como Teleforce y durante décadas defendió que funcionaba.
Sus declaraciones hablaban de un arma electrostática capaz de:
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lanzar impulsos eléctricos mortales,
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destruir barcos, aviones y tropas completas,
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y hacer estallar explosivos enemigos a larga distancia.
Según distintas publicaciones de la época, su poder alcanzaría 400 kilómetros y generaría hasta 60 millones de voltios.
La prensa convirtió el invento en un mito, y cuando Tesla murió en 1943, agentes estadounidenses incautaron dos camiones llenos de sus documentos.
Durante años el FBI negó tenerlos, aunque documentos desclasificados más recientes describen quién entró a su habitación y qué se llevaron.
Estados Unidos también estaba interesado
Entre los documentos liberados, hay cartas dirigidas a John Edgar Hoover, primer director del FBI.
En ellas se advierte del enorme potencial militar del Rayo de la Muerte y se recomienda vigilar a Tesla para evitar que potencias extranjeras lo secuestraran en busca de sus secretos.
Hoover agradeció la información… pero nunca aclaró qué hicieron después con ella.
El intento (poco conocido) de vender el arma al Reino Unido
Entre tantas teorías, un documento desclasificado destaca: el que revela que Tesla negoció con el Reino Unido para vender su invento.
En él se narra que:
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el arma podía proteger incluso a los países más pequeños,
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su funcionamiento se basaba en “bolas de fuego eléctricas” que Tesla descubrió en Colorado Springs en 1899,
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y que el gobierno británico recibió una oferta formal por 30 millones de dólares.
Sin embargo, durante esas negociaciones Tesla afirmó que alguien había entrado a su habitación para revisar sus papeles.
No lograron robar nada: no existían planos escritos, porque el invento solo estaba en su memoria.
¿Existió realmente el Rayo de la Muerte?
El hecho de que el FBI se llevara tantos documentos alimentó teorías durante décadas. Pero la realidad es que:
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Tesla jamás fabricó físicamente el arma
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Nunca la patentó
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No dejó instrucciones completas antes de morir
Hoy, seguimos usando pólvora en las guerras, no rayos eléctricos destructivos. Si ese invento existió alguna vez, su creador se lo llevó consigo.
Tesla siempre vivió entre la ciencia y el mito. Y el misterio del Rayo de la Muerte sigue siendo una de las historias más fascinantes de su legado.