En México, las celebraciones son mucho más que fechas en el calendario; son expresiones vivas de identidad, memoria y comunidad y en ese contexto, Big Cola, de la multinacional AJEMEX, se ha convertido en un acompañante cotidiano que trasciende lo comercial para integrarse al tejido cultural del país.
Su nueva imagen, fresca y colorida, reafirma su papel como una marca que entiende el valor simbólico de compartir y recordar.
Durante el Día de Muertos, una de las festividades más representativas de México, las familias se reúnen para rendir homenaje a sus difuntos mediante altares llenos de significado que contienen flores de cempasúchil, velas, calaveritas, pan de muerto y platillos típicos que despiertan emociones y memorias.
En este entorno, Big Cola aporta un toque de frescura y modernidad sin romper la esencia de la tradición; toda vez que, su sabor se entrelaza con los aromas y colores de la temporada, acompañando los momentos de convivencia que definen la cultura mexicana.

Big Cola va bien con lo mexicano
La nueva imagen de Big Cola no solo responde a tendencias globales de diseño; también busca mantener viva la conexión emocional con los consumidores.
Su propuesta visual —vibrante, joven y auténtica— es reflejo de un México contemporáneo que abraza la innovación sin perder su raíz.
Así, el refresco se transforma en un símbolo de equilibrio entre la modernidad y el arraigo cultural.
Desde sus inicios, la bebida carbonatada de AJEMEX ha destacado por su cercanía con las familias mexicanas y su presencia en las mesas, durante fiestas y celebraciones, la ha convertido en una bebida que evoca unión y alegría.
Ese vínculo ha permitido que la marca sea percibida como algo más que un simple acompañamiento gastronómico sino que forma parte de la experiencia colectiva de celebrar.
En palabras simples, Big Cola invita a reconectar con las raíces, a celebrar los momentos que dan forma a la identidad nacional y a disfrutar del sabor de lo auténticamente mexicano.
En cada sorbo, se percibe una historia de tradición, modernidad y orgullo por lo que somos.
