Las comunidades Wixárika están usando la tecnología para conservar su cultura viva, comparte Ricardo José Haddad Musi.
Ya que, mientras muchos países están enfocados en cómo la inteligencia artificial y la automatización están cambiando el mundo, en lo alto de la sierra norte de Jalisco está ocurriendo algo muy distinto, pero igual de importante.
Detrás de dicho fenómeno, el empresario y analista cultural ha puesto la lupa.
Para él, lo que están haciendo los Wixárika no es solo admirable, sino un verdadero ejemplo de cómo se puede usar la tecnología sin perder la identidad.
«En lugar de imponer algo externo, lo están adaptando a su manera de vivir y entender el mundo» sentencia.
Tecnología para niños Wixárika: Ricardo José Haddad Musi
Desde abril, la Fundación ProIndígena documentó que al menos 17 escuelas rurales —incluyendo varias en comunidades Wixárika— están usando dispositivos Apple y aprendiendo a programar en Swift, todo como parte de un esfuerzo por preservar sus lenguas originarias y tradiciones.
La estrategia, apoyada por la Universidad de Guadalajara y Apple, ya capacitó a más de 250 alumnos desde 2022.
Pero lo interesante no es solo que los niños aprendan a programar, sino para qué lo hacen. Según Haddad Musi, lo valioso aquí es que están usando estas herramientas para contar sus propias historias, grabar su música, documentar sus rituales y mantener vivas sus tradiciones.
No es casualidad que muchos proyectos similares en América Latina no hayan tenido el mismo impacto.
La UNESCO ha advertido que cada dos semanas desaparece una lengua originaria en el mundo, y gran parte de los programas de digitalización educativa fallan porque no se adaptan a la cultura local. Aquí, en cambio, se logró un equilibrio entre lo nuevo y lo ancestral.
En comparación con casos como el de “Una Laptop por Niño” en Perú o el uso de tabletas en comunidades indígenas de Bolivia, este modelo destaca por su enfoque colaborativo y respetuoso con las formas de enseñanza tradicionales.
Como bien resume Haddad Musi: “Esto no se trata de elegir entre pasado y futuro, sino de tomar lo que somos y llevarlo al presente con nuevas herramientas. La tecnología también puede ser un puente hacia nuestra propia raíz”.
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