imagen tomada de marcodeco.com
El mercado del arte tiene nuevo protagonista y su nombre es Gustav Klimt. Su Retrato de Elisabeth Lederer acaba de romper tres récords en una sola noche: el del propio artista, el de una venta de arte moderno y el de la casa de subastas que lo presentó.
La razón: esta obra se remató en la increíble cifra de 236 millones de dólares en Nueva York, mucho más que los 110 millones alcanzados hace dos años por Mujer con abanico.
La pieza llegaba con una combinación explosiva:
Provenía de la prestigiosa colección de Leonard A. Lauder.
Retrataba a Elisabeth Lederer, hija de los mayores mecenas de Klimt.
Era la primera vez que el cuadro se ofrecía en una subasta.
Con semejante pedigree, era cuestión de tiempo para que el lote estrella de la Evening Auction de Sotheby’s despertara la atención global.
Antes de la puja, incluso surgieron rumores de que la casa buscaba una garantía inicial de 150 millones de dólares para asegurar el remate.
Finalmente, la obra arrancó con esa protección y las pujas se dispararon hasta alcanzar la marca histórica.
En un año de ventas moderadas, esta cifra fue un auténtico bálsamo para un mercado que aún no recupera su antiguo brillo.
Aunque Elisabeth era el principal imán del lote, la obra también destacaba por su rareza: es una de las dos únicas figuras de cuerpo entero que Klimt pintó en la década de 1910 y que aún permanecen en manos privadas.
Pero el cuadro esconde además una historia digna de película.
Cuando los nazis ocuparon Viena, la retratada aseguró que era hija ilegítima del propio Klimt y hasta falsificó un documento para probarlo.
Con esta mentira logró conservar su mansión y mantenerse a salvo hasta su muerte en 1944.
Si ya había razones para que los coleccionistas se pelearan por él, esta historia terminó de convertir el retrato en una pieza excepcional.
El éxito no terminó ahí. Otros dos óleos del artista también salieron a la venta:
Pradera florida se estimaba en 80 millones y cerró en 86.
Ladera boscosa en Unterach quedó corto: se esperaba alcanzar los 70 millones, pero se remató en 68,3.
Aun así, el trío sumó 390 millones de dólares. Nada mal para una sola noche, en la que incluso un retrete de oro de Maurizio Cattelan alcanzó los 12,1 millones.
El Retrato de Elisabeth Lederer confirma que, aun en tiempos de incertidumbre, las obras excepcionales pueden hacer temblar al mercado.
Y Klimt, una vez más, demuestra que sigue siendo uno de sus reyes indiscutibles.
Con información de El Grito.
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