El Ayuntamiento de Veracruz encabezado por Patricia Lobeira Rodríguez puso en marcha el programa “Pollotón: Pa’ ti, Pa’ todos”, que contempla la entrega de 30 mil pollos y 30 mil despensas navideñas para familias en situación vulnerable.
Ello, en medio de la temporada decembrina, la cual guarda una tradición que va más allá de la convivencia familiar y que es un punto de encuentro donde la cultura comunitaria, la memoria y la solidaridad se entrelazan.
Por ello, dichi iniciativa no solo refleja un apoyo material, sino que representa una práctica cultural significativa, al garantizar que la celebración decembrina conserve su valor comunitario y ritual familiar, incluso en los hogares con mayores carencias económicas.
Tradición alimentaria y comunidad
El programa tiene una lectura cultural profunda:
La cena navideña es un símbolo identitario familiar.
Compartir alimentos refuerza la cohesión social.
Las acciones gubernamentales pueden preservar costumbres que fortalecen el tejido comunitario.
Al garantizar un alimento esencial como el pollo, el Pollotón permite que la tradición continúe viva en cientos de hogares veracruzanos, manteniendo intacto el papel de la comida como elemento que une, protege y da sentido a la fiesta.

Dónde y cuándo: Un recorrido cultural por los barrios populares
El programa se desplegó en 18 colonias, distribuidas del 24 al 29 de noviembre, con entregas en parques, módulos DIF, deportivos y espacios simbólicos del barrio, lugares donde la vida cultural cotidiana se manifiesta con mayor fuerza:
Colonias como Reserva IV, Tarimoya, Malibrán, Las Brisas y Santa Fe recibieron la jornada solidaria.
Las entregas se realizaron en espacios públicos emblemáticos, reconociéndolos como centros de encuentro cultural y social.
Patricia Lobeira Rodríguez promueve valor ciudadano
La alcaldesa destacó:
“El Pollotón demuestra que los recursos públicos pueden aliviar las necesidades cotidianas, reforzando la dignidad, cohesión comunitaria y solidaridad ciudadana”.
Así, el Pollotón no solo atiende un aspecto económico, sino rescata el sentido cultural de la fiesta, creando una narrativa pública donde la solidaridad se convierte en patrimonio colectivo.
