con imágenes tomadas de muyinteresante.okdiario.com
Un hallazgo arqueológico digno de película acaba de salir a la luz en Kanka, un histórico yacimiento ubicado en la región de Tashkent, Uzbekistán. Durante las excavaciones más recientes, un equipo del Centro Nacional de Arqueología de la Academia de Ciencias de Uzbekistán encontró algo que muy pocas veces aparece intacto: una armadura antigua completa, fabricada entre los siglos V y VII d.C.
El descubrimiento ocurrió en una cámara subterránea situada junto a los restos de un templo monumental.
Allí, cuidadosamente depositada, se hallaba la armadura de hierro que seguramente perteneció a un guerrero de alto rango.
Su manufactura, hecha a base de lamelas metálicas articuladas y un cinturón de cuero decorado, revela un nivel técnico avanzado propio de la región del Syr Darya durante la antigüedad tardía.
Pero el hallazgo no solo destaca por su excelente estado de conservación, sino también por lo que su contexto sugiere: la pieza pudo haber sido utilizada con fines rituales.
Los arqueólogos consideran que quizá fue ofrecida como exvoto o empleada en ceremonias de consagración militar vinculadas al templo que dominaba la zona oriental de la ciudad.
El sitio arqueológico de Kanka es uno de los centros urbanos más importantes de la cuenca del Syr Darya.
Conocido por las fuentes clásicas como Antioquía del Yaxartes, estuvo habitado desde el siglo IV a.C. hasta el XII d.C. Su historia es una mezcla fascinante de culturas: helenística, iraní, túrquica e islámica.
La ciudad contaba con una estructura compleja: ciudadela, murallas, suburbios, templos, almacenes y talleres que evidenciaban una intensa interacción entre pueblos nómadas y comunidades sedentarias.
Entre sus vestigios se identifican técnicas arquitectónicas heredadas de Sogdiana y Bactria, además de transformaciones religiosas como la conversión de un templo zoroástrico en mezquita durante el siglo VIII.
Bajo esta mezquita, investigadores hallaron incluso un posible santuario secreto de adoradores del fuego, prueba de que la transición hacia el islam fue un proceso lento y lleno de matices culturales.
La armadura encontrada corresponde a un periodo de enorme cambio: la transición entre el dominio heftalita y el ascenso de los kanatos túrquicos.
En ese entonces, Kanka funcionaba como bastión defensivo y punto comercial en la frontera del imperio sasánida.
El diseño y la calidad de la armadura sugieren influencias persas y sogdianas, pero adaptadas a las tradiciones nómadas.
Durante la excavación también se hallaron cerámicas, huesos de animales y restos de pigmentos rojos.
Todo fue documentado con técnicas modernas como la fotogrametría 3D, lo que permitirá reconstruir con precisión su contexto votivo o funerario.
El estudio estratigráfico de Kanka ha permitido reconocer cuatro grandes fases constructivas, desde templos helenísticos hasta casas medievales con calefacción tipo kang u ondol.
Los niveles superiores incluso revelaron una yurta nómada del siglo XIV, mostrando que el intercambio cultural siguió vivo mucho después de la caída de las grandes potencias de la región.
Este descubrimiento confirma que Kanka fue más que una ciudad fortificada: fue un punto de encuentro entre mundos, creencias y formas de vida.
Y ahora, gracias a la armadura de este guerrero anónimo, su historia vuelve a expandirse.
Con información de Muy Interesante.
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