La música electrónica de Francia acaba de recibir uno de los reconocimientos más importantes a nivel cultural: el Estado la declaró patrimonio cultural inmaterial, siguiendo un camino similar al que tomó Alemania con el tecno berlinés.
A primera vista, la noticia parece motivo de celebración. Sin embargo, al analizar los detalles, la decisión ha generado una fuerte polémica.
El reconocimiento se centra en el llamado “French touch”, corriente asociada a nombres populares y de gran impacto comercial como Daft Punk o Jean-Michel Jarre. Aunque estos artistas son referentes indiscutibles y ampliamente apreciados, la crítica apunta a que esta elección deja en segundo plano aportaciones mucho más profundas y revolucionarias de Francia al desarrollo de la música electrónica.
¿Y los verdaderos pioneros?
Mucho antes del auge del French touch, Francia ya había marcado un antes y un después en la historia musical con la musique concrète. Surgida a mediados del siglo XX, esta corriente (impulsada por figuras como Pierre Schaeffer y Pierre Henry) rompió las reglas tradicionales al convertir cualquier sonido grabado en cinta magnética en material válido para crear música.
Inversiones, cortes, cambios de velocidad y manipulaciones sonoras sentaron las bases de gran parte de la creación electrónica posterior.
A esto se suman los aportes de instituciones clave como el IRCAM de París o el CRM de Marsella, centros que impulsaron desarrollos técnicos y artísticos fundamentales para la evolución del sonido electrónico a nivel mundial.
Francia con un reconocimiento tardío y mirada al presente
La crítica no niega el valor simbólico de que la música electrónica alcance el estatus de patrimonio cultural inmaterial, ni la madurez que esto representa para el género.
Sin embargo, cuestiona que la decisión esté más ligada al contexto actual y a la industria musical que a una visión histórica amplia, capaz de reconocer los orígenes y las contribuciones más influyentes.
En un momento en el que los algoritmos y la inteligencia artificial tienden a homogeneizar la creación musical, muchos consideran que mirar al pasado y proteger a los verdaderos pioneros resulta más importante que nunca.
Celebrar el French touch es válido, dicen, pero no debería hacerse a costa de olvidar las raíces que hicieron de Francia una potencia cultural en la música electrónica.
Con información de Hispasonic.