Entre enero y noviembre, el costo para comprar o rentar una casa en México ha incrementado hasta 8.6 por ciento más en comparación con el mismo periodo de 2024, de acuerdo con los datos publicados por el Índice de Precios de la Vivienda en México de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF).
El especialista en construcción y vivienda, José Reynoso González, señala que este aumento tiene un doble efecto. Por una lado, los inversionistas encuentran en las casas un activo para generar rendimientos.
Pero, por otra parte, este aumento ocasiona que la población que busca adquirir una casa le sea cada vez más díficil porque sus salarios no crecen a la misma velocidad.
“La vivienda se sigue revalorizando a poco más del doble de la inflación, confirmando su papel como activo de refugio. Pero, generando al mismo tiempo una brecha de asequibilidad cada vez más amplia”, alertó.
En 2025, el precio de la vivienda nueva aumentó 0.4 por ciento entre enero y septiembre, mientras que los hogares de carácter social se apreciaron 0.6 por ciento. Aunque ambos incrementos parecen mínimos, el Índice de Precios de la Vivienda en México muestra que los incrementos han sido constantes.
Para José Reynoso González, el problema no solo radica en el aumento del precio de las casas, también en el incremento de los créditos y el alza de precios en otros servicios.
Además, este crecimiento de los costos no es homogéneo, lo que amplía la brecha en estados donde los recursos de la población son más escasos o amplifica las desigualdades.
Por ejemplo, en Quintana Roo, el precio promedio de las viviendas es 14 por ciento más que la media nacional, mientras que el 41 por ciento de su población enfrenta al menos una carencia social (rezago educativo, acceso a servicios de salud, seguridad social, espacios de la vivienda, servicios básicos y a la alimentación).
