Mucho antes de que existieran telescopios o computadoras, la civilización maya ya observaba el cielo con una precisión que hoy sigue asombrando a los científicos. Recientes investigaciones han revelado cómo esta cultura desarrolló sofisticados métodos para predecir eclipses, combinando matemáticas, observación y arquitectura sagrada.
En un artículo publicado por The Conversation, la profesora Kimberly H. Breuer, de la University of Texas at Arlington, explicó que los mayas fueron verdaderos expertos astrónomos y matemáticos.
Gracias a sus observaciones del Sol, la Luna y los planetas, crearon uno de los sistemas calendáricos más precisos de la historia.
Cómo observaban el cielo los mayas
Para seguir los movimientos del Sol y las estrellas, los mayas construyeron pirámides y templos alineados con los solsticios y equinoccios, además de utilizar cuevas y pozos naturales para marcar los llamados “días cenitales”, cuando el Sol se encuentra justo sobre nuestras cabezas.
Su dominio del tiempo los llevó a crear varios calendarios: el Haab (solar), el Tzolk’in (ritual) y el Calendario Circular, además del famoso sistema de la Cuenta Larga, usado para registrar eventos históricos y mitológicos.
Los códices mayas: libros del cosmos
Los conocimientos astronómicos mayas quedaron plasmados en códices, libros hechos con corteza de árbol y cubiertos de jeroglíficos.
Uno de los más importantes es el Códice de Dresde, del siglo XI, que incluye tablas astronómicas y religiosas tan precisas que permitían calcular los eclipses.
Estas tablas mostraban los nodos lunares, puntos donde la órbita de la Luna se cruza con el camino aparente del Sol.
Al registrar estas intersecciones, los mayas podían anticipar cuándo ocurrirían temporadas de eclipses cada 177 días, con asombrosa exactitud.
Eclipses: el espectáculo que inspiró a los mayas
Los mayas sabían distinguir entre los tres tipos de eclipses:
Parciales, cuando la Luna cubre solo una parte del Sol.
Anulares, cuando deja visible un brillante “anillo de fuego”.
Totales, cuando la Luna bloquea por completo la luz solar, revelando la misteriosa corona del Sol.
Aunque hoy la ciencia moderna puede predecir con exactitud estos fenómenos, resulta fascinante que los mayas lograran hacerlo hace más de mil años, solo observando el cielo y confiando en sus cálculos.
Los eclipses siempre han cautivado a la humanidad, pero pocas culturas los comprendieron tan bien como la maya.
Su combinación de ciencia, arte y espiritualidad convirtió al cielo en un gigantesco calendario.
Hoy, cada vez que ocurre un eclipse, también recordamos a aquellos astrónomos del pasado que, sin más herramientas que su ingenio y su mirada al firmamento, lograron descifrar los secretos del universo.
Con información de NTN24.
