La Ciudad de México esconde a largo de todo su territorio diversos secretos de la época prehispánica hasta los misterios que rodean las esculturas que forman parte del paseo de la Reforma, tal es el caso de la icónica figura de El Caballito.
La escultura que hoy podemos ver la rotonda de Bucareli y el Paseo de la Reforma no es el monumento que originalmente se posó en ese lugar, ya que durante el tiempo del virreinato “El Caballito” fue creado para adular al entonces Rey de España, publico El Sol de México.
El rey Carlos IV, es uno de los personajes más polémicos de la corona española, ya que delegó su poder a su esposa, María Luisa de Parma y a su hombre de confianza, Manuel Godoy, supuesto amante de la reyna.
En 1796, Manuel Tolsá tomó las riendas del proyecto “Estatua ecuestre de Carlos IV”, nombre original de la escultura, donde trabajó de la mano con Salvador de la Vega, quien fue el encargado de fundir el bronce para la elaboración de la escultura.
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Fue en 1803 cuando la escultura de 26 toneladas de bronce se posó sobre el pedestal del Zócalo como la imagen que halagaba el reinado de Carlos IV. Sin embargo, tras estallar la guerra de independencia la escultura se volvió parte del gobierno derrocado por las fuerzas indígenas y plebeyas bajo el liderazgo de Vicente Guerrero.
La escultura permaneció años tapada por una lona azul hasta que el archiconservador Lucas Alaman resguardó a El Caballito evitando que el presidente Guadalupe Victoria lo fundiera para hacer monedas.
Hasta 1852, cuando la euforia nacionalista disminuyó, Alaman soltó la pieza para que fuera colocada en Bucareli y Reforma, donde permaneció hasta 1979.
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Debido a los cambios de las demográficos que enfrentaba la Ciudad de México, el Ayuntamiento necesitaba crear un respiradero de los vapores del drenaje profundo de la creciente ciudad, por lo que la escultura original de Tolsá en la rotonda de Paseo de la Reforma fue trasladada a otro lugar y en su espacio se edificó un monumento diseñado por Enrique Carbajal González.
La escultura de acero lleva el nombre de “El Caballito” en honor al trabajo de Tolsá, de igual forma se pensó en rendir tributo a su predecesora por lo que el monumento de Carbajal es una cabeza de equino, formado por rejas de acero que permiten salgan los vapores del drena y está pintado de color amarillo.
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La escultura ecuestre de Carlos IV, mejor conocida como el Caballito, fue trasladada a la Plaza Manuel Tolsá frente al Museo Nacional de Arte (MUNAL).
Con información de El Sol de México
Foto: Mediateca de INAH
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