Cada diciembre, las ciudades del mundo cambian de rostro. Por unas semanas, la arquitectura cotidiana queda en segundo plano y las calles se llenan de luces, decoraciones monumentales y espíritu festivo. En ese escenario, los árboles de Navidad se convierten en protagonistas absolutos: no solo decoran, también reúnen a comunidades, atraen turistas y cuentan historias que van más allá de la celebración.
Desde estructuras flotantes hasta árboles con valor diplomático o espiritual, estos son algunos de los ejemplares más icónicos del planeta.
Rockefeller Center, Nueva York
En pleno corazón de Manhattan se alza uno de los símbolos navideños más famosos del mundo.
Cada año, el Rockefeller Center elige un abeto noruego de más de 20 metros de altura y varias décadas de vida. Su traslado por la ciudad es un evento en sí mismo.
La gran estrella de Swarovski diseñada por Daniel Libeskind corona el árbol: pesa alrededor de 400 kilos y está formada por 70 puntas cubiertas con millones de cristales.
Más de 50 mil luces LED iluminan el conjunto, cuyo encendido oficial es transmitido por televisión y marca el inicio de la Navidad en Estados Unidos.
Gubbio, Italia: el árbol más grande del mundo
En la región de Umbría, la ciudad de Gubbio redefine el concepto de árbol navideño.
Desde 1991, la ladera del Monte Ingino se ilumina para formar la silueta de un árbol gigante, reconocido por el Récord Guinness como el más grande del mundo.
No hay troncos ni ramas reales: todo se construye con cientos de luces conectadas por kilómetros de cable.
La instalación depende del trabajo voluntario de los “alberaioli”, quienes dedican meses a preparar este espectáculo visible a kilómetros de distancia.
Trafalgar Square, Londres
En el centro de Londres, el árbol de Navidad es un símbolo de gratitud internacional.
Cada año, Oslo envía un abeto como agradecimiento al apoyo británico durante la Segunda Guerra Mundial.
Su decoración es sencilla, con hileras verticales de luces de bajo consumo.
Aunque algunos critican su apariencia austera, su valor reside en el mensaje de paz, cooperación y memoria histórica que representa.
El árbol flotante de Río de Janeiro
Río celebra la Navidad al ritmo de su entorno tropical. En la Laguna Rodrigo de Freitas flota una imponente estructura metálica que alcanza hasta 85 metros de altura y pesa alrededor de 500 toneladas.
Cubierto por millones de luces LED, el árbol refleja su brillo sobre el agua y ofrece espectáculos de iluminación y fuegos artificiales sincronizados que atraen a multitudes, comparables a las celebraciones de Copacabana.
Galerías Lafayette, París
Bajo la cúpula neobizantina de las Galerías Lafayette, la Navidad se vive con elegancia y creatividad.
El árbol, suspendido del techo, es parte de una propuesta artística que cambia cada año.
En esta edición, el concepto gira en torno a “el regalo más hermoso”, con cintas que envuelven la estructura y las ilustraciones de la artista Jeanne Detallante, que aportan un toque narrativo y contemporáneo al clásico símbolo navideño.
Belén, Cisjordania
Frente a la Iglesia de la Natividad, en la Plaza del Pesebre, se encuentra uno de los árboles con mayor carga espiritual del mundo.
Su encendido reúne a peregrinos, líderes religiosos y figuras políticas, y es seguido a nivel internacional.
Más allá de su diseño, el árbol de Belén representa un mensaje de esperanza, resiliencia y paz en una región marcada por la complejidad geopolítica, recordando el origen religioso de la festividad.
Praga, República Checa
La Plaza de la Ciudad Vieja de Praga parece salida de un cuento cuando se instala su árbol navideño.
El abeto, cuidadosamente seleccionado, se coloca frente a la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, creando una postal perfecta.
Rodeado de mercados tradicionales, aromas de vino caliente y dulces típicos, el árbol se ilumina con tonos cálidos y decoraciones artesanales que respetan la atmósfera medieval sin saturar de luz el entorno.
Dortmund, Alemania
En la plaza Hansaplatz se levanta una curiosidad técnica única.
Aunque parece un solo árbol de 45 metros de altura, en realidad es una estructura cónica cubierta por unos 1,200 abetos pequeños ensamblados manualmente.
Coronado por un ángel de cuatro metros y cubierto por miles de luces, este árbol es considerado el más alto de Alemania en su tipo y refleja la combinación de ingeniería, tradición y espíritu festivo que caracteriza a los mercados navideños del país.
Más que simples adornos, estos árboles se han convertido en puntos de encuentro, símbolos culturales y postales inolvidables que iluminan el mundo cada fin de año.
Con información de Infobae.
