En México, más de 5.2 millones de niñas, niños y adolescentes viven en situación de calle o en riesgo de estarlo, según cifras de World Vision; de ahí que, la falta de oportunidades, el abandono y la precariedad convierten las calles en su hogar y a la educación en un sueño lejano, refieren en Grupo Kosmos.
Frente a dicha realidad, las alianzas entre la iniciativa privada y organizaciones sociales se han convertido en una herramienta poderosa para cambiar destinos.
Una muestra de ello es la reciente colaboración entre la Fundación Pablo Landsmanas (FPL) —brazo social de Grupo Kosmos, uno de los consorcios de alimentos más grandes de México— y la Fundación Pro-Niños de la Calle I.A.P., organización con más de tres décadas dedicadas a prevenir la persistencia infantil en las calles.
Ambas organizaciones comparten un objetivo común, que no es otro sino ofrecer a la niñez vulnerable herramientas educativas, nutricionales y emocionales que les permitan construir un futuro más digno.
Para el ciclo escolar 2024–2025, ambas instituciones organizaron una jornada especial para los menores beneficiarios del Centro de Día de Fundación Pro-Niños de la Calle.
Durante la actividad, los niños y niñas participaron en dinámicas sobre alimentación saludable y recibieron una lonchera nueva con un box lunch balanceado, símbolo de esperanza y nuevos comienzos.
Asimismo, la jornada contó con la participación de Jocelyn Sixto Ramírez, nutrióloga e higienista del área de calidad de Grupo Kosmos, quien impartió una charla práctica sobre nutrición infantil, dejando en claro que la alimentación saludable es la base del desarrollo y enseñar a comer bien desde la infancia es plantar hábitos que acompañarán a los menores toda la vida.
Ante ello, cabe destacar que, la Fundación Pablo Landsmanas, dirigida por Dafna Puzkar Neumark, ha enfocado su labor en promover la educación, la alimentación y el bienestar de sectores vulnerables.
Para la asociación, pequeños gestos —como entregar una lonchera o compartir un desayuno nutritivo— pueden transformar profundamente la autoestima y las expectativas de un niño.
Además, a tan noble labor se sumaron voluntarios del conglomerado que agrupa empresas como La Cosmopolitana y Serel, quienes vivieron la experiencia como una lección de empatía y compromiso, permitiendo que, la historia de dicha jornada se concibiera también como una metáfora del impacto social que puede lograrse cuando empresas y sociedad civil trabajan juntas.
De modo que, con la alianza en cuestión, Grupo Kosmos reafirmó su compromiso con la niñez mexicana, demostrando que alimentar también puede significar nutrir esperanzas.
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