La nueva milicia en Alemania inquieta a los jóvenes: “Parece que viene una guerra, y da miedo”
La nueva milicia en Alemania inquieta a los jóvenes: “Parece que viene una guerra, y da miedo”

La nueva milicia en Alemania inquieta a los jóvenes: “Parece que viene una guerra, y da miedo”

A partir del próximo año, miles de jóvenes en Alemania nacidos en 2008 enfrentarán una pregunta que parecía del pasado: ¿estás dispuesto a hacer el servicio militar?

Aunque la nueva mili será voluntaria en esta primera fase, todos deberán llenar un formulario, entregar datos personales y pasar por un examen médico que evaluará sus capacidades físicas y psicológicas.

Alemania quiere contar con un registro oficial de futuros reclutas, “como en los tiempos del servicio militar obligatorio”, según el Ministerio de Defensa.

El examen será opcional al inicio, pero en 2027 pasará a ser obligatorio.

Y Alemania no está sola: países como Bélgica y Francia estudian medidas similares, reflejo de un clima europeo marcado por tensiones geopolíticas.

“No me alistaría jamás”: el sentir de la mayoría

En una cafetería del barrio de Mitte, un grupo de cuatro amigos de 15 y 16 años coincide en algo: el ejército no es una opción para ellos.

Pavel Khanukaev, de 16 años, es tajante: “Si me obligaran, buscaría declararme no apto”. Sus compañeros piensan igual y, si la mili se vuelve obligatoria, recurrirían a la objeción de conciencia.

Solo uno del grupo, Adrian Carrillo, dice que lo haría “si no hubiera alternativa”.

Y aunque reconoce que serían solo seis meses, también admite que casi nadie de su entorno está dispuesto a enlistarse voluntariamente.

Khanukaev incluso participa en la organización de una huelga escolar contra el posible retorno de la mili obligatoria.

Para él, el mensaje es claro: “No podemos promocionar la guerra. Es moralmente incorrecto”.

Temor a un futuro incierto en Alemania

La preocupación entre los jóvenes no solo gira en torno al servicio militar en Alemania, sino al contexto que lo rodea.

Con la guerra en Ucrania aún presente, el Gobierno planea construir el “ejército más fuerte de Europa”. El canciller Friedrich Merz ha insistido en que “la paz y la libertad no son gratis”.

Pero muchos jóvenes lo interpretan como una señal inquietante.

“Si están pidiendo que más gente se aliste, parece que se avecina una guerra”, reflexiona Balduin Brussig, de 16 años.

Él, incluso, ha hablado con su familia sobre dejar Alemania si lo llaman y no puede recurrir al servicio civil.

Un incentivo que no convence: sueldo de 2.600 euros

El plan contempla un pago mensual de al menos 2.600 euros para atraer voluntarios. Pero para este grupo de amigos, el dinero no cambia nada.

“No me importa cuánto me ofrezcan”, dice Khanukaev. “¿De qué sirve el dinero si hay riesgo de ir a la guerra?”

Carrillo, por su parte, cree que la medida podría estar dirigida a jóvenes con menos recursos, algo que considera poco ético.

Nacionalidades múltiples, identidades complejas

El debate también genera inquietud entre familias con raíces extranjeras.

Según datos oficiales, una sexta parte de los jóvenes con pasaporte alemán nacidos en 2008 tiene doble o triple nacionalidad.

Khanukaev, por ejemplo, tiene ciudadanía alemana, israelí y española, además de hablar cinco idiomas.

Aun así, no se siente ligado a una nacionalidad en particular y asegura que eso no influye en su postura ante la mili.

En contraste, Carrillo —quien tiene nacionalidad sueca y española— sí desea obtener la alemana, aun sabiendo que eso lo incluiría en el proceso.

“Es parte de cómo me siento. No puedo esperar para siempre”, afirma.

Su madre, sin embargo, teme que la situación política global convierta esa decisión en un riesgo.

El Gobierno alemán quiere aumentar su ejército a 255.000 soldados para 2035, casi 70.000 más que hoy.

Pero mientras la política mira hacia el rearme, muchos jóvenes sienten que se les está pidiendo asumir un papel que no quieren y que les genera miedo.

El debate apenas comienza, pero una cosa es segura: la nueva mili está dividiendo generaciones y reabriendo una conversación que Alemania creía cerrada.

Con información de El País.

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