En un intento de contrabando digno de película, un egipcio terminó con una condena sorprendentemente corta.
Ashraf Omar Eldarir, un hombre egipcio de 52 años, fue detenido en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York en enero de 2020 con tres maletas cargadas de 600 piezas arqueológicas valuadas en 82 mil dólares.
Entre ellas había amuletos funerarios de oro, esculturas de madera y prendas de lino con más de 3,800 años de antigüedad.
El resultado del juicio: solo seis meses de prisión, pese a que la fiscalía había pedido al menos tres años.
Egipcio con una red internacional de contrabando
Las autoridades estadounidenses descubrieron que Eldarir había operado desde 2011 una red que sacaba piezas de Egipto y las vendía a coleccionistas privados en Estados Unidos.
Para darles apariencia legal, falsificaba documentos de procedencia e incluso editaba fotos para “probar” que los objetos pertenecían a la colección de su abuelo.
En su celular había videos grabados por saqueadores mostrando piezas recién extraídas de tumbas egipcias.
La fiscalía describió el caso como un entramado de engaños para lucrar con el patrimonio cultural.
Entre 2011 y 2019, Eldarir logró vender cerca de 500 piezas arqueológicas y acumuló más de 600 mil dólares en ganancias.
Ejemplos: la tapa de un sarcófago femenino por 3,750 dólares, máscaras funerarias por más de 2,000, y hasta relieves y artefactos romanos.
Aunque la jueza Rachel P. Kovner reconoció que el delito era grave y evidente, la sentencia final fue de solo medio año de cárcel, ya que los bienes fueron confiscados y devueltos a Egipto.
El saqueo, una amenaza persistente
El caso de Eldarir refleja un problema que sigue vigente en el mundo: el tráfico de antigüedades.
Desde hace milenios, las tumbas egipcias han sido blanco de saqueadores en busca de oro y reliquias.
Hoy, esta práctica continúa con redes que falsifican documentos para mover piezas a través de museos, casas de subastas y coleccionistas.
Tan solo el año pasado, autoridades de EE. UU. recuperaron 558 objetos arqueológicos de diferentes países, y la fiscalía de Manhattan devolvió a Egipto 11 piezas de un lote valuado en más de 58 millones de dólares.
Los expertos advierten que cada pieza perdida significa también una pérdida de historia: al ser sacada de su contexto arqueológico, deja de aportar información sobre las civilizaciones que la crearon.
El caso Eldarir deja una pregunta abierta: ¿son suficientes las penas actuales para frenar el tráfico de antigüedades, o seguiremos viendo cómo el pasado se reparte en maletas rumbo al mejor postor?
Con información de Infobae.